La basílica de Santa María del Mar, cuya construcción se inició en 1329, es uno de los ejemplos más impresionantes y notables de arquitectura gótica de Cataluña. Por aquel entonces, Barcelona vivía una época de prosperidad gracias al comercio marítimo, y las zonas más cercanas al mar, como el barrio de la Ribera, aumentaron notablemente el número de habitantes. Con el aumento de la población, la iglesia de Santa Maria de las Arenas pronto se quedó pequeña, de ahí la necesidad de construir una nueva basílica. Como resultado de las numerosas donaciones recibidas y fruto de un gran esfuerzo colectivo, tan solo se necesitaron 54 años para terminar el proyecto, dirigido por Berenguer de Montagut y Ramon Despuig.

Aunque la planta basilical, compuesta de 3 naves con 33 capillas situadas casi a la misma altura, hace que sea posible ver el templo entero desde prácticamente cualquier ángulo, una de las mejores vistas de la basílica se obtiene desde las tribunas ubicadas tras el altar mayor, en las que también se exponen obras de gran valor artístico.

Entre los numerosos atractivos de Santa María del Mar, cabe destacar la enorme belleza de los vitrales. A pesar de que muchos de ellos fueron arrasados en un gran incendio en 1936, el del Juicio Final, el del Pentecostés y el de la Santa Cena consiguieron escapar de las llamas. La bóveda de la nave central y el rosetón principal (ambos dedicados a la Virgen María), también son una auténtica obra de arte.

Para poner el broche de oro a tu visita, sube a la terraza de Santa María del Mar y disfruta de unas vistas increíbles de Barcelona a 33 metros de altura.

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