Residencia de Carlos y Diana en el pasado, y residencia actual de William y Kate, el Palacio de Kensington es una de las residencias de la realeza británica desde el siglo XVII. Construido en el distrito real de Kensington y Chelsea, en Londres, originalmente era conocido como la Casa de Nottingham. El Palacio fue comprado por el rey Guillermo III en 1689, para escapar de los espacios húmedos y grises del Palacio de Whitehall, sede oficial de la corte hasta ese momento.

Posteriormente, el Palacio de Kensington fue ampliado por Sir Christopher Wren, arquitecto famoso por su rol en la reconstrucción de Londres después del gran incendio de 1666. Muy apreciado por los otros monarcas, el palacio fue reestructurado en varias ocasiones, hasta convertirse en la hermosa obra que podemos admirar actualmente. De hecho, algunas áreas del palacio están abiertas al público.

Es posible visitar el ala dedicada a la reina Victoria, que vivió aquí desde su naciemiento (1819) hasta su coronación, antes de mudarse al Palacio de Buckingham. Los apartamentos de Estado del rey tienen la majestuosidad digna de un palacio real. No puedes dejar de ver la maravillosa Sala de la Cúpula, así como la “Luminous Lace”, una escultura que se encuentra en el centro del palacio, dotada de ¡más de cuatro kilómetros de hilos luminosos adornados con 12.000 cristales Swarovski!

Las habitaciones de la reina María II, esposa de Guillermo III, reviven a través de actores disfrazados que ayudan a los visitantes a descubrir la historia del edificio y sus inquilinos sofisticados. Al concluir la visita, no olvides pasear por los hermosos jardines que rodean el palacio.