El Palacio Real de Milán, que gracias a sus enormes salas y la impresionante escalera de la entrada todavía evoca la sensación de la corte noble, fue por muchos años la sede del gobierno de la ciudad.

Simboliza las luchas por el dominio de Milán, y del Norte de Italia en general, que se llevaron a cabo en el transcurso de la historia – que vio pasar la ciudad a manos de los austríacos en el siglo XVII y de los franceses durante la época de Napoleón – con el lamentable final de la Segunda Guerra Mundial, cuando los bombardeos anglo-americanos y los incendios destruyeron su hermosa Sala de las Cariátides.

En el siglo XXI el Palacio Real, sede por excelencia de importantes exposiciones de arte, se convirtió en el punto de convergencia de los eventos sociales y culturales de Milán.

Actualmente, los visitantes pueden pasear por sus salas y revivir las cuatro eras por las que ha pasado esta noble estructura: neoclásica, napoleónica, la restauración y la Unidad de Italia.