La misteriosa ciudad perdida (y “encontrada”) de Petra está situada en el corazón de Jordania, escondida entre numerosos uadis y cañones árabes. La mayoría de las maravillas arqueológicas de la “Ciudad Rosa” se han conservado prácticamente intactas hasta nuestros días gracias a unas condiciones climáticas favorables, como la ausencia de lluvia y vientos fuertes.

La zona que rodea Petra, milenaria y misteriosa, ha sido ocupada por muchos pueblos desde el Neolítico (7000 a.C.). Sin embargo, su época dorada comenzó con el asentamiento de los comerciantes guerreros conocidos como los nabateos. A través del comercio y de los ingeniosos métodos para recoger y controlar el suministro de agua, fueron capaces de prosperar y de construir el complejo arqueológico que conocemos hoy en día.

Contrariamente a la creencia popular, la ciudad en sí no era el lugar de residencia de los nabateos, sino una enorme necrópolis, con tumbas antiguas y megalíticas en honor a los gobernantes de la época. Posteriormente, con el declive de los nabateos, la ciudad de Petra fue conquistada por el Imperio Romano y se convirtió en la capital de Palestrina Tertia, conservando gran parte de su esplendor durante la ocupación romana.

Debido al declive comercial y a un terremoto, Petra fue completamente abandonada durante siglos, y ocupada más tarde por las tribus beduinas locales. Finalmente, hace poco más de un siglo, fue “redescubierta” por Occidente, pero, para poder acceder al complejo de la ciudad, el explorador Burckhardt tuvo que ganarse la confianza de la población local.

Hoy en día, millones de turistas de todo el mundo se acercan cada año al enclave arqueológico de Petra. Para descubrir en profundidad esta misteriosa ciudad, lo ideal es dedicar al menos dos días para explorar la zona, aunque es posible ver las principales atracciones durante una excursión de un día.

Visitar Petra es como adentrarse en una película de Indiana Jones, así que no te sorprendas cuando te invadan unas ganas locas de explorar cada rincón de la ciudad y de descubrir a fondo su historia. Maravíllate con el teatro tallado en la roca, sube al Altar de los Sacrificios o acércate a la presa para ver como los nabateos protegieron su capital de las inundaciones. Aventúrate hasta el Monasterio y luego regresa al Tesoro para seguir un sendero que te llevará al punto que los beduinos consideran “la mejor vista del mundo”.

El sitio arqueológico está abierto de 08:00 a 18:00 durante los meses de verano, y de 08:00 a 16:00 durante el invierno. Es posible llegar a Petra en taxi, en coche o transporte público, mientras que las excursiones de un día incluyen el transporte de ida y vuelta.

La mejor época para visitar Petra es durante los meses de primavera y otoño, ya que la temperatura no es muy alta y hay menos aglomeraciones.